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Readers no doubt remember Trump’s first term bluster that Mexico would build the border wall, and pay for it. President López brought that racist promise to fruition then, and his hand-picked successor Scheinbaum renewed it February 4th, sending no less than ten thousand additional troops to the U.S. border.

To stop the flow of migrants back in 2019, President of Mexico, Andrés Manuel López Obrador sent 15,000 troops to Mexico’s northern border, plus another 6,000 to the southern border with Guatemala. He did that after president Trump threatened tariffs, a menace he took back after Mexico reinforced its borders with its new-fangled National Guard. Sheinbaum folded before the same tactic.

Which is to say, Mexico paid for a wall made of soldiers rather than bricks, and paid their wages.

From the investor’s press El Financiero and El Economista, to popular dailies like El Universal and El Norte, and even the news analysis magazine Proceso, the national press reported today’s massive deployment was a measure to halt emigration and trafficking in synthetic opiates.

But the website for El Universal newspaper added one further detail, one that could prove to be bombshell for both countries. That extra purpose is to “prevent the introduction of armaments originating in the United States.” El Economista mentioned this other point the next day.

In the direction of coming into Mexico from the U.S., the border has gone virtually unguarded for decades. And the U.S. arms industry take advantage of that to export tons of weapons into Mexico every single day — high-powered rifles and military-grade armaments bought by those same infamous drug cartels that the U.S. banking system lends itself to launder. This is a major industry. To cut off the flow of weapons or cash to the cartels that have a stranglehold over all levels of Mexico’s narcogovernment is inconceivable for president Sheinbaum.

If the U.S. Oval Office were really concerned about stopping the flows of workers and narcotics, all it would take would be to apply the laws of the free market it supposedly so dearly cherishes: cut off “demand.” The rule is that as long as there is demand, someone will supply it. All the resident would have to do is legislate decent wages and suppress the need for dope!


“¡Y México lo pagará!”

Nevin Siders Vogt
5 de febrero de 2025

Seguramente todos se acuerdan de la demagogia trumpista en su primera vuelta por la presidencia que será México el país que construyera el flamante muro fronterizo para prevenir la migración, y de postre lo costeará. Presidente López llevó la promesa racista a fruición en aquel entonces, y ayer su sucesora elegida Scheinbaum lo refrendó, añadiendo nada menos de diez mil soldados.

En 2019, Andrés Manuel López Obrador mandó 15 mil elementos a la frontera norte con los EE.UU., más otros seis mil a la frontera sureño con Guatemala, bajo el supuesto motivo de frenar el flujo de migrantes. En aquel entonces Trump amenazó con imponer aranceles a México, para luego postergar la medida una vez que el gobierno mexicano reforzó las fronteras con elementos castrenses de la nueva Guardia Nacional. Sheinbaum doblegó frente la repetición de la jugada.

Todo eso significaba que México financió un muro hecho de soldados, en vez de uno de ladrillos, y les erogó los salarios.

La prensa nacional reportó el despliegue militar como medida preventiva contra la emigración y exportación de opiatos sintéticos, desde El Financiero, El Norte, El Economista y El Universal, hasta la revista de análisis Proceso.

Pero el reportaje de El Universal pintó un matiz adicional, agregando la “finalidad de … evitar la introducción de armamento procedente de la Unión Americana”, lo que pueda repercutir en una bomba de tiempo. El Economista replicó este aspecto adicional el siguiente día.

En cuanto a movimiento hacia México desde los EE.UU., desde hace décadas la frontera queda sin vigilancia. La industria armamentista norteamericana aprovecha la carencia de aduanas para exportar toneladas de armamentos a México cada día —y los clientes de estos fusiles de calidad militar son los infames carteles de drogas que lavan sus fondos a través del sistema bancario estadounidense—. Representa una megaindustria. Escuchar de la boca de presidenta Sheinbaum que cortará el flujo de equipo militar o recursos financieros a los carteles que tienen el narcogobierno en sus bolsillos es inconcebible.

Si la presidencia de los EE.UU. de verdad quisiera detener el flujo de trabajadores o narcóticos, no haría falta nada más que aplicar las leyes del mismísimo mercado libre que supuestamente defiende: cortar la “demanda”. La regla reza que siempre que haya una demanda, alguien lo abastecería. ¡Sólo tendrá que autorizar salarios dignos y aplastar la necesidad para estupefacientes para detener el flujo!